Ahí estas, sentada en tu sofá del despacho, sonriente y preciosa como de costumbre, moviéndote a cada instante, bajando la mirada y alzándola para mirarme, para provocar la atenta atención de este niño alegre y cautivo ante tal preciosa mujer.
Dando juego a la ternura, contemplo y admiro sin cesar, abriendo mis ojos alegres y sonriendo a la misma vez, como el ritmo en un baile de dos.
No puedo resistir el no moverme y me acerco sin remedio, lentamente, mirando tus ojos, mientras traviesamente sonrío, me paro justo detrás tuyo, para hacer que tus ojos me busquen y tu sonrisa me llame, con voz suave y tenue te digo......
-- Mi niña, siente mis manos, quieren decirte algo, quieren hablarte. --
Dejándolas sentir el calor de tu piel mientras masajean tus hombros,
-- las oyes? dicen que tu piel es suave, cálida y acogedora. --
Siguiendo su camino por tus brazos hasta llegar a tus manos, entrelazando los dedos y oprimiendo suavemente, haciendo que mi cuerpo se acerque a ti y mis labios caigan en tu dulce cuello.
-- las oyes? --
Dejando mis labios rozar tu piel, recorriendote suavemente.
-- Dicen que no quieren soltarte, dicen que están agusto sintiéndote. --
Dándote un suave bocado con mis labios sedientos de tu boca, sacando la lengua para caminar por tu dulce piel hasta llegar a tus labios, muy suavemente, muy lentamente, dejando solo un pequeño y frágil roce en tu piel, alzo mis manos para llegar hasta tu tripita, acariciándola para seguir hacia tus mejillas sin bordear obstáculo alguno hasta llegar a ellas, acompañando el girar de tu linda cara para que tus labios saluden a los míos en un cálido y apasionado beso. Dando nuestros corazones el ritmo a nuestros deseos.
Me aparto lentamente, mirándote fijamente a los ojos y dándote un guiño de ojo al mismo tiempo que te digo.....
-- Las oyes? --
Ela, dulce Ela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario